jueves, 18 de noviembre de 2010

Leer.

¿Por qué llevar un libro en el bolso, mochila o similar que luego te pesa un huevo y parte del otro? ¿Para qué gastarte el dinero en él o simplemente el paseo hasta la biblioteca y estar pendiente de tener que devolverlo, de los días de penalización, de la típica mujer del mostrador que no se porque será siempre está amargada los días que vas tú y sólo cuando llegas porque te la encuentras hablando por teléfono , sonriente, incluso riéndose a carcajadas y piensas... anda mira que mujer más maja, pero es llegar tú con el libro dice :"espera un momento" se pone el libro en el hombro, te mira mal, te coge el libro y vuelve hablar con su buen humor que debe ser solo para la que esta al otro lado del teléfono? (Que pregunta más larga por Dios) Puedes ahorrarte todo esto y sentarte al lado de uno/ una que tenga libro en el metro/ autobús, y leer lo qeu esté leyendo él ya sea periódico, libro de misterio, de amor, en inglés en español. No vas a saber el final , y si te lees el final no sabes el principio pero es simple por el placer de cotillear, aunque el libro te parezca un coñazo, que está mal escrito y que no te lo comprarías ni aunque te pagarán. Incluso nos ponemos a leernos los apuntes de los demás a ver si nos enteramos. Pero ya lo más de lo más es ir leyendo el libro de la autoescuela (  con lo divertido que es como para resistirse a ojearlo, con todos sus cuadros de velocidades, preferencia de señales, vehículos mixtos, articulados, cuadriciclos, vehículos para personas de movilidad reducida (que sigo averiguando que son)...) y se te sienta uno al lado, hasta ahí todo normal. Tú vas con tus cascos a tu bola, leyendo, escuchando música, y te das cuenta de que el que se acaba de sentar se pone a leer, "bueno ya se cansará", piensas. Pero no, este es de los que no se cansan que un poco más y se baja contigo en la misma estación solo para seguir leyendo, que le tienes que preguntar "¿has acabado?" para pasar la página. Y entonces te sientes incomoda, se empieza a acercar cada vez más porque debe ser que el chaval está medio ciego, pobre, sin dinero para libros y encima sin gafas para poder leer los de los demás. Bueno pues resulta que van pasando las paradas que si arque Lisboa, etc, etc, etc...y el chico que no se cansa. Estará pensando en sacarse el carné porque si no no entiendo que interés se puede tener en el mantenimiento del vehículo. Entonces ya estás hasta los huevos, te giras y le miras, el chaval te mira y ¡ni se inmuta! sigue a su royo. Bueno, pues nada hijo mío como se ve que lo de la intimidad no lo entiendes probablemente dentro de poco ya no lleve el libro de la autoescuela que es muy aburrido, a ver ¿cual te apetece?.


Bueno y para colmo voy  y me corto con el dichoso libro.

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