viernes, 12 de noviembre de 2010

Encierros.

Gente que se queda encerrada dentro de casa sin poder salir, esperando a que alguien le abra y le traiga la libertad de poder ver la luz del sol. Como le pasa a mi querido amigo Víctor, que para un día que se le ocurre venir a buscarme a casa para llevarme en coche, se queda encerado el pobre, y encima se choca con una mujer. Pero tranqui Víctor que no he llegado tarde :D. Y luego el camino de música pokera jaja... volviendo a los orígenes de todo.. y, ¿esta es la salida? Sí, mujer que esta después de la de urgencias. ¿Seguro?... (cara de duda). ¿Por qué será que cuando nos pasa algo a primera hora de la mañana nos fijamos más durante el resto del día en todas las cosas? ¡¡Por miedo!!Sí, sí, por miedo a que te vuelva  pasar cualquier percance. Y como ves que ya te han pasado cosas y probablemente te sigan pasando porque es uno de esos días que te has levantado con el pie izquierdo, te estresas, y te pones más nervioso y entonces te pasan más cosas. Es un círculo vicioso. Entonces, ¿cómo relajarse? Pon una Marta en tu vida :). Te servirá, para relajarte porque te da charleta de camino a  la uni, incluso (si es un buen día) te canta y todo (y mi chófer particular puede dar fe de ello).  Aparte de eso, y si no tienes ninguna Marta a mano (porque lo de multiplicarme todavía no lo controlo) una tilita doble nunca viene mal. Observar al cielo y ver las nubes también relaja y si es de noche las estrellas más pero mejor saca una mantita que ya empieza a hacer frío.




Luego tenemos las intensas y productivas clases de economía,que después de darnos los exámenes y ponerme Gabri nerviosa porque estaba nervioso por el examen, todo esto luego para sacarse un diez ¬¬, empieza a explicar y como da pocas voces la mujer, se empieza a cabrear  y dice: "Los que habléis os vais a ir de clase, pero porque yo no soy mucho de gritar"... eehh ¿disculpa? ¿Qué no eres de gritar me estas diciendo? ¿No será una coña , no? Porque yo después de clase tengo un pitido en los oídos como si hubiera estado en un concierto o en una discoteca  y eso no es que me pase con demasiada frecuencia si no pierdo un poco de audición por sonidos elevados o, altos. Así que, señora profe de economía, explíqueme eso de que no es de gritar, porque creo que tenemos conceptos distintos sobre el tema.




Luego tenemos las tardes de viernes de compras. Esas tardes en las que vas a una zapatería porque te han gustado unas botas, llegas y después de subirte y de bajarte el paseo viendo en todas las zapaterias por si hubiera otra que te gustaran acabas en la primera tienda en la que entraste, que casualmente está en la parte de arriba de la calle, entras (con toda la felicidad del mundo) y le pides a la dependienta tu número (un 37, que debe ser el número más común del mundo porque nunca encuentro), se mete al almacén y al cabo de un rato, te viene sonriente y te dice : "Sólo me quedan 39 y 40" Me parece perfecto pero yo quiero una 37, eso es información adicional innecesaria. Tu cara cambia radicalmente y te inunda la tristeza y la desesperación, al ver tu cara  la dependienta te dice: "Bueno pero en el centro seguro que hay". Coges fuerzas de donde puedes después de la caminata y te vas al centro, pero antes de entrar al andén ¡SORPRESA! un señor pidiendo el billete, tu sacas el tuyo y tan normal, pero tu acompañante( en este caso mi madre) lo saca y dice el señor, espere aquí señora que tengo que subir a comprobarlo, y como hay pocas entradas en Puerta del Ángel (quien viva por ahí lo sabe bien) pues después de media hora, y tú muerta de ganas por encontrar tus botas que te están esperando en el centro, en la tienda ahí abandonadas, vuelve el señor y ya te puedes ir. Entonces llegas al centro caminata de Opera a Carretas. Viendo tiendas, esquivando a gente y entonces.... "sshht, shht" Me encuentro con Lucía. Sigo mi camino y nada entro en todas las zapaterías porque como mi intuición femenina me dice no va a  haber las botas que quiero, pero resulta  que en todas sólo hay las Mustang de esta temporada. Pues yo no quiero esas, ¡no señor!. Llego a la zapatería indicada, entro, pregunto y, ¿a que no sabéis que? No hay de mi número. Como veo que no va  a haber me resigno y me voy a ver ropa. Que si PUll & Bear, Fresca, Stradivarius, Zara.. y nada pero entonces llego al Lefties (mi querido Lefties) y me encuentro con las gangas del día.. cojo de todo, lo meto en el probador, y todo me queda bien , increíble pero cierto (después de diez tiendas ya empezaba a ser hora de que algo de lo que me probara me gustara) y me lo llevo. Acabo saliendo con dos baqueros, una cami, y unas botas, además de unas medias que me han hecho gracia. Después de toda la tarde, ya muerta de cansancio decidimos irnos al bus, y me encuentro con Mimi, Grecs, Luci y la Ro ( que te has cortado el pelo, me he dado cuenta jaja). Entonces así como quien no quiere la cosa entramos en Blanco, simplemente por enseñarle una cosa a mi madre y me las encuentro ahí, grises, preciosas, en un rinconcillo, mirándome con cara de pena como diciéndome "cómprame, cómprame" ¡las botas que estaba buscando!Me las pruebo y me quedan así que me las llevo. Ya si que vamos decididamente al bus... entonces pasamos por delante del McDonald, y ¿a  quién después de un día duro no le apetece una hamburguesa de un euro? Pues no nos resistimos, para que y nos sentamos en los sillones tan cómodos del McDonald de la Gran Vía, media hora después cogemos el bus (por fin) y a casita. Y aquí estoy con mi pijama de rayas y con un dolor de pies de morirme, esto sin contar que mañana (masoka de mí) he quedado con mi Maxi y con Alber para hacer batuka.








Esta foto es por el gatito de en medio que es superlindi.

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