domingo, 21 de noviembre de 2010

Frío.

¿Por qué nos perdemos siempre en los peores momentos? ¿no nos podemos perder en un lugar bonito, lleno de gente, que te guste a donde vas? NO ¿para qué? es mucho más divertido perderse una noche de viernes (o mañana de sábado como lo quieras ver) en la que parece que estás en el ártico más profundo del frío que hace y en una calle dejada de la mano de Dios en la que no pasa ni Peter y si pasa alguien o te mira mal porque se cree que le vas a robar, pegar o a saber que piensa su mente perturbada, o tú eres el que te cruzas con gente extraña que piensas lo mismo que pueden pensar de ti. Si no es así siempre tienes la opción de encontrarte con el típico señor mayor que sale a dar una vuelta con el fresco de por al mañana porque, como todo el mundo sabe, es muy bueno para el cutis el fresqui mañanero y eso lo saben muy bien los abuelos, se hecho fueron ellos los primeros que difundieron la leyenda. Así que vas, le preguntas y o no es de allí, que casualmente está de vacaciones, a ido a ver a un familiar o cualquier cosa pero sea la excusa que sea, no sabe decirte como salir de ese lugar, y tú mientras tanto en proceso de congelación, con unas ganas más que tremendas de llegar  a tu casa para meterte en la cama y comer algo, porque ya se sabe que alals 6 de la mañana es cuando viene el hambre este camino después de estar de fiesta. Y ya te puedes morir del asco que por ahí no va a pasar nadie que pueda ayudarte.


Luego tienes otra variante de frío invernal en Madrid y es la de las tardes de sabado. Una de esas tardes en las que enciendes el ordenador, intentas imprimir algo y curiosamente no hay tinta, así que, con menos ganas que levantarte un día de invierno de la cama, te levantas de la silla, te cambias, y sales a la calle en busca de aventura y ¿por qué no? de un locutorio o similar donde poder imprimir lo que necesitas. Bajas a la calle y viene la primera ráfaga de aire que solo sirve para despeinarte, que bueno si tienes el pelo corto tampoco te destroza la vida, pero con el pelo largo piensas: "¿para qué me he peinado antes de salir de casa?". Todas lo decimos, lo digo por años de experiencia con el pelo largo y lleno de enredos que luego tardas como tres años en quitártelos. En caso que subes la cuesta de la calle en la que al final tienes la salvación para tu problema, o en apariencia, porque llegas y le dices al chico, vengo a imprimir unas cosas.... te mira, y te dice "¿es mucho?". Pues no sé, no me he puesto a contar las páginas pero de lo que estoy segura es que son mas de tres. Te vuelve a mirar y te suelta: "Es que no tengo tinta".  ¿Cómo te puede decir eso una persona que trabaja en un establecimiento donde pone claramente: FOTOCOPIAS, IMPRESIONES... eso es publicidad engañosa, no me ilusiones para luego hundirme en la miseria, estás jugando con la esperanza de las personas, eso no se puede hacer. Después de la decepción te vas a otro lado y como van tan sumamente bine los ordenadores de los locutorios, después de luchar para que entre el pen en el agujerito indicado y al ordenador le apetezca reconocerlo, lo imprimes y te vas. Como ves que es una tarde de sábado y es muy triste quedarse en casa, llamas a una amiga y nada ahí estáis cómo si fuerais masocas en la parada de un autobús a pocos grados por encima de cero. Para no congelaros termináis dando vueltas en un chino, haciendo como que miráis para comprar algo, para no morir de congelación. Que es muy triste pero siempre es mejor hacer el ridículo que pillar un resfriado. 


1 comentario:

  1. Hija mia, así de triste es el invierno, siento decirtelo... Y que haces tu perdida a las 6 de la mañana sola por ahi?
    Lo del chino es una buena opcion, pero para otra vez que te aburras (y más teniendo abono como tú) te informo que en el metro/bus se está más calentito ;) jajajaja
    Te quiero minimi!

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