miércoles, 22 de febrero de 2012

Complejidad.

Somos complicadas, extravagantes, contradictorias, retorcidas... Decimos lo que no pensamos y pensamos lo que no decimos. A veces cuando decimos "no" queremos decir "sí", otras veces decimos exactamente lo que queremos decir. Podemos ser claras, directas, cortantes, amables, falsas. Muchas veces no decimos "te quiero" cuando queremos decirlo, nos arrepentimos de muchas cosas que hemos hecho y de otras muchas por no haberlas hecho. Algunas pecamos de inferioridad, otras de superioridad. Otras piensan que los hombres son más sencillos que el mecanismo de un reloj de arena (discrepo). Gritamos mucho cuando hablamos. Nos insultamos, nos elogiamos, nos criticamos. Cuando queremos guardar un secreto, podemos. Creemos que podemos confiar en nuestras amigas sin que ellas nos fallen y esperamos que ellas hagan lo mismo. Hablamos, hablamos mucho, hablamos demasiado, de echo, pero no es cuestión de lo que digamos, de la cantidad de palabras que utilicemos, de nuestro volumen a la hora de hacerlo. Cuando hablamos no sólo esperamos que os fijéis en lo que decimos si no también en lo que queremos expresar, muchas veces con una simple mirada se puede saber bastante más de lo que pueden decir miles de palabras. No es cuestión de lo que se dice es cuestión de lo que nos callamos, aquellas cosas que no decimos pero que otra mujer en seguida capta. Eso que no nos atrevemos a decir, que no queremos, que por cualquier cosa nunca va a salir de nuestros labios. 
No es cuestión de escuchar es cuestión de observar. De mirar más allá de lo simple, de lo sencillo, de lo que todo el mundo puede oír. De lo que todos pueden deducir. Nosotras siempre vamos un paso más lejos. 
Y sí, nos gusta improvisar, actuar, sin pensar en lo que puede pasar. Pero justo en esa milésima de segundo pensamos en todas las consecuencias, todos los daños colaterales, todo lo que conlleva. Nos gusta llamar la atención pero no nos gusta que todos nos miren. Queremos que nos digan cosas bonitas pero no queremos que nos digan lo que queremos oír. Queremos vivir el momento y pensar en el futuro. Nos gusta el calor, pero también el frío. La noche, pero también el día. 
Somos mujeres, somos personas, somos complejas. Y precisamente por ser personas nunca vamos a tener un manual de instrucciones para falicitarnos la vida.