miércoles, 29 de diciembre de 2010

Todas queremos ser princesas.

Hoy, en uno de estos días que suelo pensar, cuando hay frío, he rebuscado en mis recuerdos y en mi sensibilidad infantil y he encontrado una cosa curiosa (o quizá no tanto): de pequeña quería ser princesa. Pero así, sin esperarlo, y no se en que momento concretamente, ese deseo desapareció  de mi cabeza. Quizá por los golpes de la vida, quizá porque cuando crecemos dejamos de creer en los cuentos de hadas ( o así debería ser, según manda la sociedad, porque es un acto infantil y de inmadurez) o quizá porque me he dado cuenta de que los príncipes azules no existen. 
A pesar de todo, de vez en cuando, me gusta soñar y volver a creer en esos cuentos, aunque sea infantil e inmaduro (porque yo sinceramente no me considero madura, más bien me considero una niñata). Esos cuentos que   que escuchaba de pequeña antes de dormir y me gusta pensar que un día de estos, quizá el menos pensado, me pueda sentir como una verdadera princesa, sin corono, sin vestidos y sin castillo pero en brazos de ese príncipe que quizá no sea azul pero transmite la misma tranquilidad y ternura que ese color representa.

1 comentario:

  1. Y me atrevo a aventurar que ese príncipe tiene un aire a Mario Casas no? jajajajaj
    MINIMIII! 1 DIAAAAA!

    TE QUIERO!

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