domingo, 18 de diciembre de 2011

Resistente.

Igual que  una hoja a principios del invierno se resiste a desprenderse de esa rama a pesar del persistente viento que la azota. Yo me niego a dejar de creer en algo que puede aparecer en cualquier momento, como esa nevada inesperada, y que está en todas partes.

martes, 13 de diciembre de 2011

Navidades accidentadas.

Otro año, llega el día de poner el árbol con sus bolas, sus pies de metal que tienen esos malditos tornillos que nunca encajan donde tienen que encajar, la estrella, las luces que nunca aparecen cuando las necesitas y el espumillón que por laguna extraña razón todos se ponen en el cuello imitando ser una cabaretera famosa.
Luego están las típicas familias de películas, todos super felices que parece que le han alicatado la sonrisa a la cara, con unos jersey, todos rojos, que por alguna razón los hay de todos los tañamos posibles desde la talla bebé a la XXXXL y a  nadie se le ocurrió quemar la fábrica para que no se nos derritiera la córnea, una pena que no hubiera ningún pirómano cerca. Pero en mi familia no somos así, nos gusta más la acción así que en realidad lo de poner el árbol es una aventura, nos tiramos las bolas a matar, quemamos el árbol para cobrar el seguro (sí tenemos el árbol asegurado, no me preguntéis por qué). En fin no voy  a dar más detalles que yo de mi vida privada no hablo, solo cobrando.
El caso, que me enrollo más que una abuela del pueblo que ve pasar una persona cada seis meses, que estaba yo con mi familia poniendo el árbol (con mis padres vamos, no os vayáis a creer que vienen los hermanos de los tíos de mi padre aquí a poner el árbol), con las bolas ya puestas, con las luces también ( con ese constante que si ahora me enciendo que si ahora me apago que si me funde una bombilla, típico de las luces de navidad), retocando un poco, con la radio sonando de fondo (que sí el we wish you a merry christmas, danza kuduro y cosas de estas varias. Que no sé por qué cantan villancicos sin ser navidad que eso da mala suerte, ¿qué quieren? ¿qué ardamos todos en el infierno? malditos...) y de repente, PUM (esto es para dar énfasis que si no queda muy soso) chispazo y ala todo a la mierda, luces apagadas, radio sin sonar.
Entonces llega ese momento de gilipollez absoluta en el que nadie se mueve, se queda en al posición que está como si fuera esto un frozen pero no... y entonces alguien pregunta ¿estáis todos bien? Hombre, sí, se han apagado las luces ha caído una bomba. Que en estos momentos siempre me pregunto por qué no habrá una luz de esas de emergencia para que cuando salten los plomos veas algo, porque después de el momento de terror infinito llega el momento de buscar la linterna, esa linterna de "emergencias" que nunca encuentras cuando tienes alguna, aunque curiosamente todos los días está en el cajón del recibidor, cuando la necesitas desaparece por alguna extraña razón. A lo mejor a ella le da miedo al oscuridad, pobrecilla.
Claro, bueno ahora es el momento en el que el que esté más cerca de los plomos vaya a subirlo, tarea que parece fácil, pero siendo la más torpe de la familia y con cajas por todo el salón y bolas por el suelo no es tan sencillo. Nunca se me había echo tan largo el camino  a la entrada. Después de llegar a la entrada con un dedo del pie destrozado por una caja y un coxis medio roto por una bola del suelo, llego subo los plomos y se encienden las luces, la radio... y curiosamente está sonando un villancico en la radio (uno de esos que cantan niños, que yo me los imagino esclavizados como en un taller clandestino de chinos a golpe de espumillón hasta que se les seca las gargantas. No me preguntéis por qué pero tengo una mente perversa). Os dije que nos ibais a condenar a todos, y claro, tenía que ser yo la primera...
Ala, después de esto, ya podéis seguir con vuestra vida normal.

domingo, 11 de diciembre de 2011

Back to basic

Hoy, por alguna extraña razón, aunque probablemente una buena razón sería que he estado estudiando y se me están derritiendo las neuronas o me están creciendo, he tenido metida una frase en la cabeza: BACK TO BASIC. No sé exactamente por qué, pero ahí está. Y me he puesto a pensar sobre ella.
Básico, qué consideramos hoy en día como básico, prácticamente todo lo que utilizamos o todo lo que necesitamos durante todo un día lo podíamos identificar, no cómo básicos en sí, sino como elementos sin los que no sabríamos que hacer o, por lo menos, las cosas serían mucho más difíciles.
En sí, lo básico sería el aire para poder respirar, la ropa para abrigarnos, un techo bajo el que cobijarnos, la comida y alguna que otra relación para lo que viene siendo nuestra parte social.
Pero es que a  todo esto le añadimos cosas, si necesitamos el aire para vivir, además necesitamos que sea agradable, un ambientador para que nos proporcione un olor agradable a  nuestro alrededor, pero ya no nos conformamos con eso, ahora además tiene que cambiar cada cierto tiempo para no acostumbrarnos a él y que pase desapercibido.
¿Necesitamos ropa? Por supuesto, pero claro tiene que gustarnos, ir a la última moda, que vaya con tu estilo...
En cuanto a las casas no tengo anda que añadir, las hay de todos los estilos, gustos, colores y tamaños, con paredes, sin ella, de cristal, grandes, pequeñas, con cojines, con sillones, con mesas enormes. Cada casa es un mundo, un mundo en el que entras cuando pasas por el quicio de la puerta. Un mundo que puede ser maravilloso o un auténtico tormento.
En cuanto a  las relaciones, otra cosa igual, relaciones de todos los tipos, largas, cortas, esporádicas, duraderas, relaciones inexistentes, relaciones más que reales, con futuro, que se rompen, que comienzan, relaciones que quisieras tener y no puedes (por una de ambas partes o simplemente porque no se da el caso), relaciones llenas de ternura, de amor, de amistad, de cariño, básicamente.
Pero no voy a dar sermones sobre si tenemos demasiado, podemos vivir con menos. No porque yo, como cualquier persona, aunque sea políticamente incorrecto, cuanto más tenemos más queremos en todo si tienes un ordenador quieres otro mejor, más nuevo, más caro; con los móviles igual, con la ropa, incluso con las relaciones si la tienes te cansas, si no la tienes la quieres, si tienes una quieres que sea como otra. En definitiva nunca estamos a gusto con lo que tenemos. Pero, ¿en realidad necesitamos más? Yo creo que no nos conformamos porque no queremos y en muchos casos está muy bien lo de no querer conformarse pero la mayoría de las veces con lo que tenemos podemos ser igual de felices que teniendo 10 cosas más. Simplemente hay que saber valorar lo que se tiene, saber sacar lo positivo de cada situación (aunque muchas veces no lo veamos), saber estar felices con cada relación porque cada una de ellas es un vínculo especial, es un pequeño mundo entre dos personas,  cualquier relación: madre- hija, amigos, pareja... absolutamente cualquiera es importante y única. Simplemente hay que luchar por ella, apostar por eso y llevarla adelante porque nos aportamos mucho los unos a los otros, nos necesitamos, nos apoyamos, en definitiva, nos queremos.



Feliz navidad :)

P.D: Sé que me he puesto muy ñoña y sentimental pero no os acostumbréis que no todo el monte es orégano yo no soy así de empalagosa, todos lo sabemos, pero tengo momentos que me doy asco a mi misma.